La bendición de lo cotidiano
Hoy necesitaba hacer la compra. Casi no me quedaba nada esencial (café, mantequilla de cacahuete, papel higiénico). Pero realmente no quería. Estaba cansada y hambrienta. Necesitaba llegar a casa para escribir este blog. Además, hacía viento y posiblemente iba a empezar a llover (no sé por qué el tiempo influye en esta actividad que se realiza principalmente en interiores, pero lo hace). Tenía muchas excusas, pero al final me decidí a hacerlo. Así que me dediqué a recoger cosas de los estantes y ponerlas en el carrito, después en la banda de la tienda, embolsarlas, volver a ponerlas en el carrito, ponerlas en el coche, sacarlas del coche y, por último, desempaquetarlas en casa. Es todo un proceso. Y tan cotidiano, como la mayoría de las tareas.
Nuestros días están llenos de lo " cotidiano". Sacar la basura, fregar los platos, lavar la ropa, echar gasolina, limpiar, hacer mandados, llevar y recoger a los niños... Y parece interminable. Sólo soy una persona y siento que tan pronto como lavo mis platos, de alguna manera tengo otro fregadero lleno. ¡¿Cómo puede pasar eso?! Lo que quiero es emoción, diversión y momentos Kodak. Donde suelo encontrarme es doblando y guardando por fin la ropa que lleva ahí tres días.
Y todos estos pequeños momentos cotidianos en los que nos afanamos son los que conforman la mayor parte de nuestra vida. En Colosenses 3:23 dice: "Todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor, y no para los hombres", pero seguramente eso no se aplica a limpiar mi inodoro, ¿verdad? ¿Cómo encontramos la bendición en eso? La cosa es que, si esperamos a dar gracias a Dios hasta que sucedan grandes cosas en la vida, no vamos a vivir vidas de gratitud, porque esas experiencias son pocas y distantes entre sí.
Cambiar nuestra perspectiva sobre las bendiciones empiezan por la gratitud. No estoy hablando de positividad tóxica; hay tiempo y lugar para el lamento y la tristeza por el mundo caído en el que vivimos. Pero, en general, creo que necesito tener una mejor actitud hacia las responsabilidades cotidianas que constituyen gran parte de mi vida. Tengo los recursos para comprar alimentos en una tienda en la que las estantes están llenos, hasta el punto de que a menudo me canso de tomar decisiones cuando hago la compra. Tengo un coche que puedo permitirme mantener y echar gasolina. Tengo platos y ropa que ensuciar. Ya te das una idea. Dios me ha bendecido tanto con tantas cosas, sin embargo, a menudo espero a que los "eclipses" de la vida sucedan antes de darle las gracias y eso tiene que cambiar.
Así que te animo a que te tomes un minuto antes de entrar cada día para orar y pedirle a Dios que te muestre dónde puedes buscar la bendición. Tal vez sea poner música de alabanza o un podcast favorito y ocuparte de los platos. Tal vez sea conectarte con tu hijo mientras lo paseas en taxi. Tal vez ores por una persona con cada prenda de ropa doblada. Sé creativo. Creo que nos sorprenderá ver las muchas maneras maravillosas en las que Dios está trabajando, incluso en lo cotidiano.
Si quieres saber más sobre cómo hacer que lo ordinario tenga más sentido, consulta el best-seller "Liturgy of the Ordinary: Prácticas sagradas en la vida cotidiana", de Tish Harrision Warner. En él dice: "Dios nos está formando como un pueblo nuevo. Y el lugar de esa formación está en los pequeños momentos de hoy".
ACERCA DE NUESTRA BLOGUERA
Danielle (Dani) Rupp creció en un pequeño pueblo de Ohio y es una verdadera fanática de los Buckeyes, aunque trata de no ser odiosa al respecto. En 2011 llegó a Pensilvania para obtener su Maestría en Trabajo Social. Después de la graduación Dani aceptó un puesto como terapeuta de salud mental para niños y adolescentes en Coatesville. También fue niñera durante varios años. Durante ese tiempo vivió en Kennett Square y asistió Willowdale Chapel. Regresó hace varios años del sur de Asia, donde aprendió a tolerar la comida picante y a cruzar las carreteras sin ser atropellada, además de ser voluntaria en la Misión Internacional de Justicia en su Departamento de Atención Posterior. En su tiempo libre, Dani disfruta de ir a viajes misioneros/viajes, correr, leer, y conectarse con sus seres queridos-preferiblemente con un café y un dulce.
ACERCA DE NUESTRA TRADUCTORA
Silvia Cubos nació en la ciudad de México, y se crio en la ciudad de Toluca, es la mayor de 5 hermanos. Estudió comunicación y después de graduarse llegó a este país en 1996 donde tuvo la oportunidad de estudiar Ingles y Educación temprana. Silvia ha trabajado como maestra, interprete y trabajadora social. Desde los 17 años Silvia ha sentido el llamado de servir al Señor y orar por las necesidades de otros, ahora lo hace en Willowdale en Español desde 2019. Silvia disfruta cocinar comida mexicana, caminar al aire libre con sus dos hijas y su perro; para terminar el día le gusta disfrutar de un helado de fresa.