Cuando estoy en el mar, siento que la tensión abandona mi cuerpo. Mientras las olas entran y salen, siento que respiro con facilidad. Las continuas e inexorables olas que entran y salen, me hacen sentir la presencia de Dios y Su gracia. Mientras las olas entran y salen, todos los traumas y perturbaciones del día desaparecen…