Cuando mi hijo mayor tenía un año, estaba jugando con un teléfono de juguete y me di cuenta de que no tendrá la experiencia de formación de carácter que tuve yo cuando era niña de aprender a responder a un teléfono fijo familiar compartido, tomar un mensaje y practicar sus modales con quien llame. Pero tampoco soportará días de picores y baños de avena debido a la varicela, ya que se ha vacunado. En resumen, está creciendo en una generación diferente a la de sus padres. Obvio, lo sé, pero a menudo pienso en qué otros cambios afronta su generación.