Mira lo que ha hecho Él

El 1 de marzo de 1985 llegué como un león, como seguro mi mamá puede testificar. Para sorpresa de mis padres, llegué tres semanas antes, probablemente la primera y última vez que llegué antes de tiempo para algo. 

En caso de que no hayas hecho las cuentas, este año cumplo 40 años. De pequeña, recuerdo las fiestas «Over the Hill» que organizaban mis tíos y tías con serpentinas negras y globos cuando cumplían 40 años. Ahora que he llegado a esta edad, puedo decirles con mucha certeza que yo no habría apreciado eso.

Pero es un cumpleaños que marca un hito y que conlleva cierta introspección y reflexión. Tiene sentido hacer balance, revisar los logros y los fracasos. Al hacerlo, empecé a darme cuenta de que era Dios, y no yo, quien ocupaba un lugar central en todo ello. Mirando hacia atrás, puedo ver fácilmente Su mano y Su fidelidad en todo. Me gustaría compartir sólo algunos ejemplos de lo que Dios ha sido para mí a lo largo de los años, con la esperanza de que al final tú también quieras exclamar: «¡Vaya, Dios, mira lo que has hecho!». 

Sanador:

Cuando estaba en cuarto grado, se me estalló el apéndice y tuve que someterme a una cirugía de emergencia. En ese momento no lo sabía, pero estaba muy enferma y tuve varias complicaciones. Estuve en el hospital casi una semana, pero no pasó mucho tiempo antes de que estuviera de vuelta en la escuela, reanudando mi vida como de costumbre. No tengo dudas de que Dios estuvo conmigo y me ayudó a sanar de este grave susto médico.

Protector:

Una mañana de verano, cuando estaba en la escuela secundaria, mi mamá y yo estábamos en el coche, a medio kilómetro de casa, cuando un auto pasó una señal de alto y nos chocó. Recuerdo que me dio un ataque de pánico mientras mi mamá trataba de que me concentrara en salir del auto. Pudimos salir con heridas leves y todos en el otro auto estaban bien. Después, al ver los daños en el auto, fue un milagro que todos hubiéramos salido relativamente ilesos. Incluso a esa edad tan joven, me di cuenta de que mi mamá y yo fácilmente podríamos haber muerto, y Dios nos protegió.

Restaurador:

La secundaria fue difícil para mí. Lidiaba con inseguridades y me sentía excluida. Lloraba en mi camino a la escuela, preguntándome cómo iba a superar otro día de ansiedad, cansada de intentar desenvolverme en la ambito social que mis compañeros parecían hacer sin esfuerzo. Luchaba contra un trastorno alimentario y descubrir mi identidad fuera de eso era difícil. Participaba en todas las actividades extracurriculares: deportes, bandas, musicales, clubes y grupos de jóvenes de la iglesia, pero a menudo me sentía sola y como si no perteneciera a ningún sitio.

El último año de secundaria no podía llegar lo suficientemente rápido. Estaba lista para un nuevo comienzo en la universidad y Dios me dio eso de maneras que nunca pude haber imaginado. Finalmente luché contra el trastorno alimentario, decidida a no dejar que arruinara ni un minuto más de mi vida. Hice amigos increíbles que serán parte de mi vida para siempre y comencé a progresar social y espiritualmente. Por primera vez en mucho tiempo sentí que podía ser yo misma y relajarme en la persona que Dios me había creado para ser. Dios tomó todas las piezas de mi identidad rota y lentamente comenzó a restaurarme y moldearme más y más a Su imagen.

Sustentador:

La enfermedad mental ha sido una lucha para mí desde que era joven. Una combinación de trastorno obsesivo-compulsivo, depresión y ansiedad ha sido prácticamente constante en mi vida. Estoy muy agradecida por la terapia, la medicación y el apoyo de mi familia y amigos, pero esto ha sido, para citar a Pablo, una espina en mi costado. He orado y le he pedido a Dios que me cure y que lo quite, y aunque Él no lo ha hecho, Él me ha sustentado. Me ha dado fuerza cuando no tengo nada más. Me ha levantado cuando estoy en el pozo de la desesperación. Él está caminando conmigo, dejándome apoyar en Él, en cada paso del camino.

Provedor:

En 2017, presenté una solicitud para ser becaria de atención posterior con International Justice Mission. Presenté mi solicitud a finales de verano y no me confirmaron que iría al sur de Asia hasta la primavera de 2018... y tenía que llegar allí a principios de verano. Por supuesto, no se trataba de una beca remunerada y tenía que reunir fondos para el año que pasaría fuera. Parecía insuperable ya que la recaudación de fondos tenía que hacerse en pocos meses. Pero Dios. Todavía me asombra cómo Él se movió en los corazones de la gente para dar tan generosamente. Tanto es así que cuando decidí prolongar mi tiempo seis meses más, no tuve que hacer más recaudación de fondos. Él proveyó de una manera que nunca hubiera imaginado. 

Consolador:

Hace un poco más de dos años, recibí la llamada telefónica que nunca quieres recibir. Mi hermano menor estaba al teléfono, explicándome que nuestro papá había muerto en un accidente de trabajo. Muchas oraciones y la gracia de Dios nos ayudaron a mi familia y a mí a atravesar los días que siguieron: un montón de amigos y familia, visitas y un servicio memorial. Este torbellino de actividad y dolor entre aquellos cercanos a mí y a mi familia pronto terminó cuando regresé a Pensilvania y me encontré muy sola y dolida. Tengo un grupo increíble y solidario de amigos aquí, pero regresar del trabajo cada día a un apartamento vacío fue difícil. Dios no presionó “avance rápido” para permitirme pasar por alto el dolor y el sufrimiento como en muchas ocasiones desearía que lo hubiera hecho. Pero no me dejó sola para enfrentarlo. A menudo, mientras las lágrimas corren por mi rostro y el dolor llega tan agudo que me quita el aliento, puedo sentirlo conmigo, consolándome, llorando conmigo, sentándose conmigo en el dolor.

Fiel:

Me convertí en cristiana a una edad temprana y fui bautizada cuando era adolescente. Sin embargo, durante mis últimos años en la universidad, luché por hacer mi fe mía. Cuestioné todo y tuve muchas dudas e incertidumbres. Simplemente no sabía qué creía y, si creía, ¿por qué? No hubo un momento "ah-ha" en el que todo tuviera sentido, pero eventualmente llegué a un lugar de paz con no entender todo y tomé la decisión de confiar en Dios con todo eso. Y aunque pude haberme desviado, Dios nunca me dejó. Él fue fiel a lo largo de todo, incluso cuando yo era la más distante.

Hay muchos más ejemplos que podría compartir, pero estos se destacaron mientras reflexionaba sobre los últimos 40 años. Te animo a que no esperes hasta un cumpleaños importante para mirar atrás y ver todo lo que Dios ha hecho en tu vida. A menudo es difícil verlo en el momento, pero en retrospectiva puedes ver que Su mano está inconfundiblemente en todo. A través de todo el dolor, la alegría, la decepción y los logros, Él es constante. Tómate el tiempo para alabarlo por todo lo que ha hecho.

Aquí hay tres canciones que se me vinieron a la mente mientras escribía esto:

ACERCA DE NUESTRA BLOGUERA:

Danielle (Dani) Rupp Creció en un pequeño pueblo en Ohio y es una verdadera fanática de los Buckeyes, aunque trata de no ser demasiado molesta al respecto. En 2011 vino a Pennsylvania para obtener su Maestría en Trabajo Social y desde entonces ha hecho de Kennett Square su hogar. En su tiempo libre, a Dani le gusta ir en viajes misioneros/viajar, leer y conectar con sus seres queridos, preferiblemente con café y un dulce.



ACERCA DE NUESTRA TRADUCTORA:

Liliana Daza es la hermana mayor de 4 hijas de una familia colombiana muy conservadora. Oriundos de un pequeño pueblo ubicado en el Oriente de Colombia en frontera con Venezuela donde creció y pasó su niñez. Luego se mudó a la capital para terminar sus estudios superiores en el área de tecnología. En el año 2011 se trasladó a los Estados Unidos junto con su familia debido a una oportunidad laboral. Desde temprano, Liliana ha sentido un llamado para servir y apoyar a la comunidad, por lo que aprovecha cada oportunidad que Dios pone en su camino para este propósito. Liliana disfruta de un buen café negro, viajar, comer buena comida, especialmente cuando viaja. Liliana hace parte de la Iglesia Willowdale en español casi desde sus inicios.