a dios le importa

Encontrando a Jesús en las oraciones no respondidas

He estado atormentada durante días por una escena de un programa que estaba viendo. Voy a intentar describir esta imagen sin revelar ningún detalle que pueda arruinar futuras visualizaciones.

En esta escena de “Los Elegidos” dos personas que compartían un profundo vínculo de amor huían de las autoridades romanas cuando una de ellas fue atravesada por una espada. (Intento no mencionar quién para no arruinarlo para los fans). La persona amada permaneció llorando, impotente, desesperada mientras la vida se desvanecía de su ser querido. Era tan triste imaginar que serían separados por la muerte.

Esta escena me impactó profundamente, porque podía sentir físicamente el dolor del hombre. ¡Entonces, finalmente! Jesús llegó a la escena y la persona le suplicó que sanara al compañero moribundo. Sentí un alivio recorrer mi cuerpo porque sabía que Jesús podría arreglar esto. Pero, lamentablemente, no estaba destinado a ser. Jesús observó la escena. Vio el dolor de la persona; de hecho, se podía notar que Él también lo sentía. El rostro de Jesús estaba contorsionado por la tristeza mientras observaba. Su rostro mostraba Su comprensión de la situación y la tristeza que sentía. Se podía ver que Jesús tenía compasión por la devastación que su amigo estaba sintiendo. Sin embargo, no sanó a la persona. Mientras miraba la escena, me di cuenta de que, aunque era evidente que Jesús se preocupaba, no iba a arreglar la situación.

En un momento asombroso, me di cuenta de que Jesús conocía y se preocupaba, y aun así, de alguna manera, eso no encajaba en Su plan para salvar a la persona moribunda. No puedo comenzar a explicar por qué ocurren estas cosas. Entendí en ese momento que Dios no siempre puede darnos lo que queremos, pero eso no significa que no sienta nuestro dolor. Tiene un plan más grande de lo que puedo imaginar.

Esta escena en el programa fue un regalo para mí. Creo que la razón por la que me afectó tan profundamente es porque he estado luchando con una oración aún no respondida. (También me doy cuenta de que ya he compartido esto antes en el blog, pero es mi realidad cotidiana, así que surge mucho). Han pasado más de 40 años esperando a que mi esposo diga sí a Jesús. En mis días oscuros, me pregunto si a Dios no le importa. Y, sin embargo, SÉ que Él ve y entiende. Creo que Su Rostro está contorsionado por el dolor de mi situación también. Creo que Él sufre conmigo y quiere que las cosas sean diferentes. Y, sin embargo, por alguna razón, no es Su Plan en este momento hacer esto.

La idea de que Jesús está con nosotros incluso cuando dice “no” fue algo en lo que tuve que reflexionar. Como padre, esto debería ser fácil de entender. A menudo le decimos a nuestros hijos “NO” por su propio bien. Sabemos que no siempre pueden tener todo lo que quieren cuando lo quieren. Tengo que estar dispuesta a aceptar que Dios tiene un plan y que yo no lo conozco por completo. No veo el panorama general, pero tengo que creer que el Dios que lo ve todo sabe lo que está haciendo. Isaías 55:8-9 dice:

“Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, 

Ni vuestros caminos mis caminos, dice el Señor. 

Como son más altos los cielos que la tierra, 

Así son mis caminos más altos que vuestros caminos 

Y mis pensamientos más altos que vuestros pensamientos.”

De alguna manera, creo que equiparamos (quizás inconscientemente) la oración respondida con la presencia de Dios con nosotros y la oración no respondida como si hubiéramos llamado y recibido el buzón de voz: “Lo siento, estoy lejos de mi teléfono en este momento, pero si dejas tu nombre y número, te devolveré la llamada… ¡En 45 años!” Esta “compañía” de Dios es importante. Él está con nosotros en las oraciones de sí y en las de no. Quizás incluso más en las oraciones de no. Él está llorando junto a nosotros. Después de todo, la intención original de Dios no era todo este dolor e imperfección.

Me encanta cómo el libro de Mateo está enmarcado al principio y al final con el concepto de que Dios está con nosotros. En Mateo 1:23, se nos dice que Jesús vendrá y será llamado Emanuel – Dios con nosotros. Y luego, al final del libro, dice: “Yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.” Mateo 28:20

¿Qué oraciones no respondidas estás luchando por aceptar? ¿Infertilidad? ¿Sanación? ¿Soltería? ¿Ser querido con enfermedad o adicciones? ¿Seres queridos que están lejos de Dios? Jesús te ve. Él siente tu dolor. No estás solo.

Así como Jesús estuvo al lado de Su amigo y lloró con él, Él está conmigo. Él está contigo. Jesús hizo muchos milagros asombrosos cuando estuvo en la tierra. Sanó a muchas personas, pero no sanó a todos. No vino solo para darnos lo que queremos. Sus caminos son más altos que nuestros caminos. Sus planes son mayores. Tenemos que permitirle estar con nosotros en el dolor y saber que Él escucha y le importa.



 ACERCA DE NUESTRA BLOGUERA

Bonnie Kotler y su esposo Mitch tienen dos hijas, tres hijos, cuatro nietos y tres perritos. Fue ama de casa durante muchos años antes de regresar a la fuerza laboral después de recibir su Maestría en Consejería y Relaciones Humanas de la Universidad de Villanova. Ella es una consejera profesional licenciada en The Peacemaker Center y en su consultorio privado, True North Counseling. Bonnie ha estado en el equipo de enseñanza del ministerio de mujeres de Willowdale desde 2012. Los estudios Bíblicos han sido una parte importante en su caminar como creyente, y a su vez, le encanta ayudar a otras mujeres a encontrar la paz con Dios y crecer en su fe. Le gusta escribir material para el estudio Bíblico, leer ficción, pasar tiempo con la familia y hacer cualquier cosa bajo el sol. A Bonnie le encanta reír y considera que la risa es la mejor medicina. Salmo 126:2

ACERCA DE NUESTRA TRADUCTORA

Liliana Daza es la hermana mayor de 4 hijas de una familia colombiana muy conservadora. Oriundos de un pequeño pueblo ubicado en el Oriente de Colombia en frontera con Venezuela donde creció y pasó su niñez. Luego se mudó a la capital para terminar sus estudios superiores en el área de tecnología. En el año 2011 se trasladó a los Estados Unidos junto con su familia debido a una oportunidad laboral. Desde temprano, Liliana ha sentido un llamado para servir y apoyar a la comunidad, por lo que aprovecha cada oportunidad que Dios pone en su camino para este propósito. Liliana disfruta de un buen café negro, viajar, comer buena comida, especialmente cuando viaja. Liliana hace parte de la Iglesia Willowdale en español casi desde sus inicios.