De todas las heroínas modernas de la fe, Corrie ten Boom ha sido la que más me ha inspirado. Cuando se publicó su libro El escondite en los años setenta, La historia de heroísmo de Corrie durante la Segunda Guerra Mundial se hizo famosa en todo el mundo. Ya había sido honrada como Justa entre las Naciones por el Estado de Israel por esconder a judíos y ayudar a sobrevivir a unos 800. Mientras conseguía la libertad para tantos, Corrie y su hermana Betsie, de 50 años, y su padre, de 84, fueron hechos prisioneros y enviados a campos de concentración.
Para quienes no estén familiarizados con la historia de Corrie, ella creció en Holanda a principios del siglo XX en una familia de fuertes cristianos. Los detalles de su vida en la ciudad de Haarlem (a las afueras de Ámsterdam) están llenos de las personalidades de sus extraordinarios padres y sus tres tías, todos acurrucados en lo que Corrie llamaba el Beje, su casa encima de la relojería que la familia había tenido durante 100 años. La vida de Corrie ha sido mencionada a menudo a lo largo de los años, compartiendo lecciones de fe de esta asombrosa familia.
Sin embargo, una parte importante de la historia de Corrie suele pasarse por alto. Puede sorprender saber que, de joven, Corrie era una romántica. Si le gustaba una novela romántica, la leía en holandés, inglés y alemán. Conoció a un joven que cautivó su corazón. Cuenta cómo fue creciendo su relación a lo largo de los años y cómo depositó en él todas sus esperanzas del futuro. Pero su familia le advirtió que ese joven no era libre para casarse con alguien de la clase trabajadora de Corrie. Sin embargo, Corrie creía que todo saldría como esperaba para ella y este caballero, hasta el día en que él llegó a su casa para presentar a la familia Ten Boom a su prometida.
Tras la breve visita, Corrie huyó a su habitación, destrozada por la pérdida de su amor y, de algún modo, segura de que no habría otro amor para ella. El padre de Corrie, Casper, fue capaz de consolarla con palabras tan tiernas y sabias, de cómo Dios podía redimir el amor que había perdido en algo mejor. Fue en ese momento cuando ella clamó su “enorme oración” pidiéndole a Dios que la ayudara a entregar su amor perdido y sus planes futuros al cuidado de Dios.
Parece la oración de rendición más perfecta que un corazón herido podía ofrecer al Señor. Este duro momento de su vida también le dio las claves del deber al que fue llamada durante la guerra.
Más tarde en su vida, Corrie dijo: “Sé que las experiencias de nuestras vidas, cuando dejamos que Dios las utilice, se convierten en la preparación misteriosa y perfecta para el trabajo que Él nos encargará”. Su oración de rendición la equipó para la acción, ya que fue una de las principales líderes en la protección de los judíos de Holanda. En el campo de concentración alemán de Ravensbruck, Betsie y ella oraba a diario para que Dios sanara a los prisioneros, a los guardias, a Alemania y al mundo. Ninguna oración era demasiado pequeña o grande.
Un aspecto adicional del tiempo que Corrie pasó en Ravensbruck revela cómo a menudo luchaba contra la ira y el egoísmo, mientras que Betsie siempre mostraba cuidado más desinteresado y amoroso por los demás. Sus palabras siempre animaban a Corrie a permanecer en Dios, porque “Su voluntad es nuestro escondite”. Cada día en el campamento era una oportunidad para crecer en su fe y en gratitud por lo que Dios estaba haciendo en sus vidas. Su hermandad y su servicio a Dios son incomparables.
Después de la guerra, algunas de las mayores oraciones de Corrie no fueron por necesidades particulares, sino por la capacidad de perdonar a quienes habían denunciado a la familia Ten Boom por esconder judíos, enviándolos a los campos de exterminio. Con la ayuda de Dios, y gracias a que había vivido una vida de rendición, Corrie pudo finalmente perdonar a esas personas cara a cara.
La oración de Corrie sobre la entrega de su voluntad a los designios de Dios llega a lo más profundo de mi corazón. Me inspira a orar para rendir mi voluntad a diario. Me impulsa a pedir a Dios que me utilice para servir a los demás. Y me desafía a tener el valor de ofrecer mi propia oración, confiando en que Dios responderá.
ACERCA DE NUESTRA BLOGUERA:
Linnea Tideman siempre ha disfrutado compartiendo historias. Su infancia en New Hampshire y su herencia sueca le han proporcionado una gran cantidad de experiencias, pero también la base de su fe. Le gustan los proyectos creativos, los viajes, los libros, la costura, la jardinería, pero sobre todo la hospitalidad, a menudo organiza elegantes tés y ocasionalmente algo grandioso como recrear la cena en el Titanic. Sirve en los ministerios de UrbanPromise y Good Neighbors. Linnea vive en Landenberg con su esposo Dave. Tienen tres hijas mayores. Ella espera que sus escritos reflejen cómo Dios continúa revelándose a nosotros como nuestro pastor y Salvador.
ACERCA DE NUESTRA TRADUCTORA:
Silvia Cubos nació en la ciudad de México, y se crio en la ciudad de Toluca, es la mayor de 5 hermanos. Estudió comunicación y después de graduarse llegó a este país en 1996 donde tuvo la oportunidad de estudiar Ingles y Educación temprana. Silvia ha trabajado como maestra, interprete y trabajadora social. Desde los 17 años Silvia ha sentido el llamado de servir al Señor y orar por las necesidades de otros, ahora lo hace en Willowdale en Español desde 2019. Silvia disfruta cocinar comida mexicana, caminar al aire libre con sus dos hijas y su perro; para terminar el día le gusta disfrutar de un helado de fresa.