Después de haber vivido el trauma de un matrimonio verbal y emocionalmente abusivo y el consiguiente caos que creó el liberarme, he tendido a evitar situaciones similares en la vida de los demás a toda costa. Solo la recuperación de ese momento de mi vida fue una de las cosas más difíciles que tuve que hacer. Pero le prometí al Señor que le obedecería en Su promesa de convertir las cenizas rotas y sucias de mi vida en algo hermoso que lo honre.