Pena

El pasado fin de semana, el día de la Conmemoración de los Caídos, se cumplieron 16 años desde "el accidente". Un horrible accidente de auto que cambiaría la trayectoria de mi vida de muchas maneras. Física, espiritual, mental y relacionalmente. Recuperándome en el hospital, el único cambio en el que mi mente podía concentrarse eran los cambios en mi cuerpo. Las graves lesiones sufridas en mi pierna derecha me obligaron a amputármela por encima de la rodilla y, unos meses más tarde, a ponerme una prótesis.

En medio de todo este cambio, no quería hablar de lo que estaba ocurriendo. En mi intento de sobrevivir, pensé que seguir adelante y concentrarme en mejorar sería la forma más segura y rápida de curarme. Mi mantra en ese momento se convirtió en un muy firme "esto no me definirá". Realmente quería que eso fuera cierto: Que yo fuera la misma Melanie que siempre había sido. Que no me conocieran como la chica de la pierna ortopédica. Pensaba continuamente: "Soy mucho más que esto". Me concentré muchísimo en seguir adelante y forjar un nuevo camino, ¡y mi juego mental demostró ser fuerte! Aunque fue duro, seguí adelante, seguí sonriendo, seguí presionando. Incluso empecé a creer que todo iba bien.

Aunque en el fondo sabía que no era así. Empecé a caer, a caer en espiral, a insensibilizarme. Me encontré atrapada. Sabía que mirar por el retrovisor no me ayudaba y no podía mejorarme, pero mirar hacia delante me resultaba demasiado difícil. Mientras que mi plan inicial parecía bueno al principio, este no me permitía reconocer ni sentir el dolor, la tristeza ni la pérdida asociados a mi pérdida.

Para seguir adelante de una forma sana y completa, necesitaba llorarla. Necesitaba llorar la pérdida de la vida que había planeado. La imagen que tenía en mi mente de cómo sería mi vida. Necesitaba llorar aspectos de mi independencia. Por alguna razón creemos que el duelo puede existir en un estado temporal. Que en algún momento nos despertaremos una mañana sintiéndonos renovados y completamente por encima de lo que nos hizo caer en primer lugar. Sin embargo, aquellos de nosotros que vivimos en medio del dolor descubrimos que lograr la aceptación no es tan sencillo. 

Lamentarse significa reconocer una gran pérdida y tristeza. Dice: "Confío en ti, Señor, y sé que eres fiel, pero estoy profundamente dolido". Lamentarse no significa que no veas el lado bueno de las cosas o que te hayas centrado en lo negativo. Significa que estás dolido, que estás afligido y que eso es santo. Dios espera esto de nosotros, incluso lo alienta. El Salmo 34:18 dice: "El Señor está cerca de los quebrantados de corazón y salva a los abatidos de espíritu".

Dios ve nuestro sufrimiento aquí en la tierra. Él sabe que nunca entenderemos ciertas cosas de este lado del cielo. ¿Cómo podríamos? Sufrimos pérdidas con las que nunca estaremos de acuerdo. Las razones porqué nunca nuestro sufrimiento "tendrá sentido". Él no nos pide que entendamos, pero sí espera que confiemos. Y que le mostremos nuestra confianza cuando nos lamentamos y que tomemos nuestro dolor y lo depositemos a los pies de la cruz.

Los porqués nunca harán que nuestro sufrimiento "tenga sentido". Él no nos pide que entendamos, pero sí espera que confiemos. Y le mostramos nuestra confianza cuando nos lamentamos y tomamos nuestro dolor y lo depositamos a los pies de la cruz. El lamento nos ayuda a reconocer la emoción que nos embarga y nos lleva a Jesús, el Único que puede consolarnos y ayudarnos a superar. Esto nos recuerda que, aunque las cosas son difíciles, tenemos un Salvador que experimentó el dolor y el sufrimiento de primera mano para salvarnos.

Lo que estamos viviendo ahora como comunidad, país y mundo es muy duro. Tantos eventos pospuestos o celebrados de forma diferente a lo que nos gustaría. Laméntalos. Las graduaciones, las bodas, las fiestas, las temporadas deportivas, las últimas temporadas, los feriados, las reuniones del club de lectura, las vacaciones, las tradiciones anuales... Laméntalos. Puedes hacerlo. Es necesario. Como terapeuta matrimonial y familiar, éste es el sentimiento que más comparto con mis clientes y el que parece dar siempre en el clavo. Reconocer el dolor es bueno, es purificador y es necesario. Dios sabe cuándo estamos decepcionados y Él está bien con ello.

En los últimos 16 años, lo que realmente me ha salvado ha sido permitirme sostener mi tristeza y mi agradecimiento con ambas manos. Una vez que reconocí el dolor que estaba reteniendo, comenzó la curación y mi perspectiva cambió por completo. Por supuesto, el accidente y mi pierna ortopédica me definen. Gran parte de quién soy y en quién me estoy convirtiendo está ligada a esas cosas. ¿Y la Melanie a la que luché desesperadamente por aferrarme? Ella también sigue ahí, solo que, con más coraje, más fuerza y más valentía que antes. Sinceramente, no sé si alguna vez alcanzaré la verdadera aceptación, pero sí sé que todo irá bien.

Hoy, mientras hacemos todo lo posible por mantenernos positivos y firmes en los cimientos de nuestra fe, tomemos momentos para detenernos en las tareas diarias que tenemos que realizar para mantener nuestras casas funcionando, los momentos difíciles de la educación en casa, la decepción que traen las cancelaciones y los aplazamientos, o la tristeza a la que nos puede llevar el estar solos e invitemos a Jesús a entrar en ellos. Entrégale la tristeza, la rabia, la frustración. Lánzate y laméntalo en ese momento y luego siente cómo Él te susurra: "No te preocupes, yo me encargo". Recibe Su paz, confía en Su plan y sigue adelante sabiendo que Él te sostiene en Su mano justa.

CONOCE A NUESTRA NUEVA BLOGUERA

Una eterna optimista, Melanie Wilson está atenta a cualquier cosa que involucre libros, girasoles, café, los Mountaineers de WVU, estudios bíblicos y risas. Recientemente obtuvo una Maestría en Terapia Matrimonial y Familiar y se recuerda todos los días que su pasión es ahora su profesión. A Melanie y a su esposo, Jim, les encanta estar en primera fila animando a su hija, pasar tiempo con la familia y amigos,  y ver fútbol americano los fines de semana de otoño.

Un Salmo para la Pandemia

“En prados de tiernos pastos me hace descansar. Junto a aguas tranquilas me conduce. Confortará mi alma.”

Estas palabras del Salmo 23 parecen tan relajantes y reconfortantes - y fáciles – a primera vista. Pero lo que he estado aprendiendo recientemente es que esos verbos – HACE – CONDUCE – CONFORTA – estos son verbos de acción. Dios está haciendo algo aquí. 

Y no es cómodo. 

Me esta haciendo descansar. Nuestra familia ha estado enferma con no más de unos días de descanso desde el 30 de noviembre. Él me hizo dejar todas las cosas que pensé que haría o quería hacer para cuidar a mi familia y concentrarme en lo esencial.   

Pero en pastos tiernos - no puedo hablar por todos los que leen esto, pero para mi familia, estamos en un hogar cómodo con agua limpia, electricidad, internet, y comida. Tenemos un sistema de apoyo y sabemos que como parte de la Iglesia Willowdale, si tenemos necesidades, esta comunidad nos proveerá abundantemente. Estamos en pastos tiernos. 

Él me conduce. Seamos honestos, este es un momento aterrador en nuestro mundo. La pandemia de coronavirus es un territorio desconocido y estamos caminando un poco en la oscuridad. Él nos esta guiando incluso allí, amigos. Él conoce el camino. Borra eso – él ES el camino. 

Y esta junto a aguas tranquilas. ¿Alguna vez escuchaste el viejo proverbio “las aguas tranquilas corren profundas? Si bien Cristo puede guiarnos con lo que parece no ser lo suficientemente urgente o no lo suficientemente perturbador, o no lo suficientemente curativo, debajo, en las profundidades, hay corrientes que fluyen. “¡Oh profundidad de las riquezas, de la sabiduría y del conocimiento de Dios!” proclama Romanos 11:33. Dios nos lleva a acercarnos a él y participar en la profundidad de la sabiduría y el conocimiento de él. Para todas las cosas que no podemos explicar, confiamos en que las corrientes subterráneas de su sabiduría superan nuestra falta de compresión. 

Él restaura. ¿Cuántas docenas de programas de HGTV he visto donde la gente restaura una casa antigua? No es un trabajo pacífico y tranquilizador. Se rompe. Se derrumba. Expone. Solo entonces puede volver la belleza, reconstruirse la fuerza. 

Y él hace esto a nuestra alma. El núcleo de lo que somos se rompe y luego Dios mismo lo hace mejor y mas hermoso. Nuestra naturaleza eterna es devuelta a su propósito original a través de su restauración. Y una vez restaurados, somos la “gran revelación” para el mundo, al igual que esas casas en HGTV son un testimonio de la restauración que se les ha hecho. No pueden evitar mostrarse a cualquiera en su vista. Así deberíamos ser. 

Estas próximas semanas serán aterradoras. Dios no está amenazado por cosas que dan miedo. Aferrémonos a esa sabiduría a la que el nos da acceso y protejamos a nuestra comunidad con el distanciamiento físico, pero también sometámonos a Dios que es quien nos lleva a través de un momento como este. Tanto como podamos, seamos los humildes instrumentos para señalar a las personas a nuestro Pastor del Salmo 23.


ACERCA DE NUESTRA BLOGUERA

Originaria de Georgia, Mary Beth Gombita es una amante del té dulce, una orgullosa Bulldog de Georgia y una ávida fanática de la música. Trabaja en el sector de las relaciones públicas y dirige su propio negocio de consultoría de comunicación desde casa. Mary Beth y su marido, Stephen, tienen dos hijos pequeños. Actualmente es la editora de nuestro blog Willowdale Women. 

ACERCA DE NUESTRA TRADUCTORA

Ana León nació en México y emigró a los Estados Unidos a los 9 años. Vivía en Kennett Square, pero su familia se mudó a Delaware, donde Ana conoció a su novio de la secundaria con quien ha estado casada por más de 10 años. Son padres de dos niños, uno de 11 años y otro de 9 años. Ana ha traducido e interpretado profesionalmente por más de 11 años. Se unió a Willowdale En Español en el 2018 y es una de las intérpretes del servicio. En su tiempo libre le gusta ir a la playa, pintar, leer, y escribir. Ana está muy emocionada de ser parte del blog porque siente que es una forma para que las mujeres se conecten y sigan acercándose a Dios.

¡Los tatuajes son para siempre!

¡Los tatuajes son para siempre! ¿Cuántas veces has conocido a alguien que tiene uno del que ahora se arrepiente? Una vez conocí a una chica que tenía un dibujo de un perro en traje de negocios montado en una bicicleta en la espalda. ¡Qué arrepentimiento! Cuando mis hijos estaban en la escuela secundaria, querían un tatuaje desesperadamente. Incluso dibujaban cómo querían que fuera. A menudo preguntaban si podían hacérselo. Mi esposo y yo les decíamos: "Dibújalo en un papel y mételo en un sobre. Yo guardaré el sobre durante un año y luego, si puedes decirme lo que hay en el papel y sigues queriendo ese tatuaje dentro de un año, te dejaremos hacértelo". No estoy del todo segura de lo que habría hecho si me hubieran aceptado la oferta, pero puedo decirte que cambiaron de opinión muchas veces, una y otra vez. De hecho, todavía hoy no tienen tinta. Los tatuajes son para siempre. Más te vale estar seguro de que el que te hagas va a tener un significado y un valor duraderos... o al menos será algo de lo que no te arrepentirás.

Me hice un tatuaje en la primavera de 2017 a una edad adulta de ... como ... bueno... digamos que ya era abuela.... Era un pequeño lazo de lucha contra el cáncer en el interior de mi muñeca derecha. Este lazo  púrpura simboliza "todos los cánceres" (a diferencia del rosa para el cáncer de mama, etc.), y simboliza el cáncer de mama/pulmón/cerebro que mató a mi hermana. Me hice este tatuaje como regalo para mi hermana antes de que muriera. Lloró y lloró cuando lo vio por dos razones. En primer lugar, era algo fuera de lo normal para mí (pero algo que ella ya se había hecho). Creo que para ella era una validación que su hermana, cuya vida había sido tan diferente a la suya, se uniera a ella en eso. En segundo lugar, sabía que sería un recuerdo eterno de su vida. (¡Como si yo pudiera olvidar a mi hermanita!) Es muy especial para mí, porque cada vez que esta tinta que ahora es parte de mí me llama la atención, pienso en ella. Estoy más que agradecida por su vida y por el vínculo que compartimos. 

Otra cosa que me encanta de mi tatuaje es que, cuando tengo los brazos abiertos, parece un lazo contra el cáncer, pero si los levanto en forma de ola, parece un pez cristiano. Esto fue a propósito. También es un testimonio del Señor y de mi compromiso de seguirle. Para mí, es un juramento de que quiero ser vista como alguien que camina con Jesús y que anhela ser un "pescador de hombres". 

Ahora, ¿por qué comparto esto? ¿Estoy tratando de que consideres un tatuaje o que pienses en ellos de manera diferente? No, comparto esto porque los tatuajes me recuerdan algo que amo de Dios.

No sé muy bien por qué, pero Isaías 49:16 siempre me ha parecido muy especial: "He aquí que te he grabado en las palmas de mis manos..." (ESV) o la Biblia Viviente lo expresa así: "He tatuado tu nombre en la palma de mi mano...".  Cuando pienso en ese versículo, me doy cuenta de que Dios está total y completamente comprometido conmigo para siempre. No va a cambiar de opinión. A pesar de que en la cultura actual los tatuajes son "la norma", por los tatuajes que he visto, no mucha gente lleva un nombre en su cuerpo, excepto quizá el de su hijo. La gente ha aprendido que los tatuajes son para siempre (o al menos muy difíciles, caros y dolorosos de quitar). Con las intermitentes relaciones románticas, parece que la "sabiduría convencional" ha llevado a la gente a no ponerse el nombre de su pareja o de su media naranja en el cuerpo, porque Dios no quiera que la relación no dure, ¿y entonces qué? Los tatuajes son para siempre.  Pero Dios me ama lo suficiente como para poner mi nombre en su mano. Piensa en cuánto usas tus manos y con qué frecuencia verías o "notarías" tinta en tu mano. Dios sabía que su amor por mí nunca se agotaría.

Cuando leía algo el otro día, la palabra "desilusionado" saltó de la página. Según Merriam-Webster significa: la condición de estar desencantado; la condición de estar insatisfecho o derrotado en expectativa o esperanza. Inmediatamente me llamó la atención el hecho de que Dios nunca está desencantado conmigo. No es que se inscribiera para estar conmigo y luego se sintiera defraudado por lo que realmente soy. No mira mi propensión crónica al pecado y se pregunta si me sigue amando y por qué. Él siempre supo lo que yo haría. Él siempre supo que yo pecaría y tomaría malas decisiones, y a pesar de eso, él está comprometido conmigo. Me ama a pesar de todo.   

La Iglesia es la esposa de Cristo. Observen lo que dice Efesios 5:25-27 sobre Cristo y su esposa:  "Esposos, amen a sus esposas, así como Cristo amó a la iglesia y se entregó por ella para hacerla santa. Él la purificó, lavándola con agua mediante la palabra, para presentársela a sí mismo como una iglesia radiante, sin mancha ni arruga ni ninguna otra imperfección, sino santa e intachable."  Así que cuando Dios me mira, me ve santa y sin mancha a causa de Cristo. Dios me ama y está dispuesto a tatuar el nombre de esta novia en su mano.  Su amor es para siempre, nunca se desgastará y por esa razón; estamos permanentemente grabados en la palma de su mano.

Perdiendo mi Religión

Hace unos sábados, le pregunté a mi esposo si nos acompañaría a la iglesia la mañana siguiente. Debo comenzar diciendo que mi esposo solo ha venido con nosotros unas pocas veces. Su respuesta: "Siento que debo ir, ya sabes, para tacharlo de la lista".   

¿Cuántos pueden identificarse con esto? ¿Simplemente cumplir con las obligaciones? Vamos a la iglesia para tachar algo de la "lista religiosa" y salimos volviendo a nuestras vidas "cotidianas". Ofrecemos voluntariamente nuestro tiempo o dinero para marcar buenas "obras de Dios". Decimos que oraremos por los enfermos o los que sufren, con la idea de pasar de largo.  

Hace poco compré el CD de Lauren Daigle "Look Up Child". (Vea la nota al final: ¡lo recomiendo mucho! Es una hermosa compilación de canciones que hablan montones de alabanzas a Dios).

Hay una canción en el CD que no pude entender, llamada "Losing My Religion". No podía entender por qué una canción llamada "Losing My Religion" estaba en este CD cristiano. ¿No quieren que GANE esta religión?

Entonces, después de escucharla numerosas veces (me da un poco de vergüenza haber tardado tanto), ¡me di cuenta!

"He sido un actor en un escenario

interpretando un papel que tengo que interpretar...

...Todo parece tan poco sincero

Lo cambiaría todo por encontrarte aquí...

...Estoy perdiendo mi religión

Y encontrar algo nuevo

Porque necesito algo diferente

Y diferente se parece a ti..."

Recordé el mensaje que el pastor principal de Willowdale, Greg Lafferty, dio unos domingos atrás:

Religión se deletrea D-O

Cristianismo se deletrea D-O-N-E

Como dijo Greg, no tenemos nada que HACER. Jesús murió por nuestros pecados; está HECHO, ¡estamos perdonados! Dios no quiere una religión -- ¡Él quiere una relación! Él quiere que acudamos a Él en nuestro tiempo de lucha. Quiere que le alabemos con todo lo bueno. Quiere que nos comuniquemos, que nos deshagamos de nuestras preocupaciones, que crezcamos y que tengamos alegría. ¡Y qué maravilloso se siente cuando finalmente abrimos nuestros corazones a Jesús! ¡Puedo dar testimonio de ello!

En Lucas 10, María está sentada con Jesús mientras Marta se queda haciendo todos los preparativos para los invitados. "Marta, Marta", le dice el Señor, "estás preocupada y disgustada por muchas cosas, pero son pocas las que se necesitan -- o de hecho sólo una. María ha elegido lo que es mejor, y no le será quitado (Lucas 10, 41-42)".

 María se sentó y escuchó a Jesús. Asimiló Su guía, le alabó, dejó a un lado los deseos y los quehaceres terrenales. Marta pensaba que estaba haciendo grandes cosas para Él cocinando, limpiando y sirviendo. Pero Jesús no quería las obras de Marta. Él quería el corazón y la mente de Marta.

Ahora volvamos al deseo de mi esposo de marcar una casilla religiosa. Rápidamente entramos en una discusión sobre cómo no hay una lista. Nadie tiene que ir a la iglesia, o al menos nadie tiene que ir para ser aceptado por Dios. Vamos a la iglesia el domingo por la mañana porque queremos crecer en nuestra fe, porque disfrutamos del compañerismo, porque queremos aprender del mensaje.  

 Como Lauren Daigle ayuda a decirlo: "¡Perdamos nuestra religión y encontremos una relación!".

 Haga clic aquí para ver el vídeo de Youtube  Losing My Religion  con letra.

Gracia, Compromiso

Pienso que todos tenemos temor a ser juzgadas, y especialmente cuando compartimos nuestra fe, tememos a no encontrar respuestas a las preguntas que nos puedan hacer y a perder amistades. Entonces, ¿cómo vencer ese miedo y compartir la Palabra?  ¿Cómo podemos llevar a otras a Cristo?

Quiero compartir mi respuesta a esta pregunta a través de mi propio camino en la fe.  En mi último blog, escribí sobre el poder de una invitación y lo que me trajo a Willowdale.  Otra invitación me llevó al estudio de la Biblia. Esas invitaciones me llevaron a la iglesia, pero eso no fue lo que me mantuvo aquí.

Cuando entré a la iglesia sola y asustada, me dieron la bienvenida. Cuando entré en mi primer grupo de estudio de la Biblia, me abrazaron con los brazos abiertos, me amaron y me cuidaron. Vi alegría. Vi amor. Vi esperanza. Y lo que necesitaba en ese momento oscuro de mi vida era sentir más de eso.  Por eso seguí adelante.  Leía los pasajes, respondía a las preguntas y participaba en el grupo cada semana porque un grupo de mujeres me colmaba de amor y aceptación.  ¿Qué hacía que estas mujeres fueran tan accesibles y amistosas? ¿Qué las hacía brillar?

Dios.  La fe.  Su amor excepcional.

Una de las cosas más asombrosas de formar parte de ese grupo fue que esas mujeres se preguntaban cómo ayudar a otras a encontrar la fe. Yo sonreía ante sus preguntas y preocupaciones. Quería que una de esas cursis flechas grandes y coloridas con lámparas brillantes apuntando directamente hacia mí, porque la razón por la que pude abrir mis brazos a Jesús fue porque ellas me abrieron los suyos. Era ESTA comunidad. Estaban respondiendo a su propia pregunta de cómo ayudar a otras a encontrar la fe. 

Romanos 13:8 nos recuerda que así es como debemos esforzarnos por ser: "Que no quede ninguna deuda pendiente, excepto la deuda continua de amarnos los unos a los otros, porque quien ama a los demás ha cumplido la ley".  Cuando abres tu corazón a Dios, se nota. El amor con el que Él nos abraza brilla a través de los demás. 

Entonces, ¿cómo puedo ayudar a compartir la Palabra de Dios y llevar a otras a Él?  Simplemente. Sé tu. Ser. Tu amor, alegría y esperanza son un poderoso mensaje que puede abrir mentes.

Lucas 11:33 dice, “Nadie pone en oculto la luz encendida, ni debajo del almud, sino en el candelero, para que los que entran vean la luz.” 

¡Vamos a brillar!

Comunidad

Mientras escribo mi primer blog de Willowdale, me pregunto cómo voy a terminar.  Es decir, hace sólo tres años, si simplemente me hubieran invitado a ir a la iglesia, me habría reído secretamente.  Lo sé, porque hace tres años, fui invitada a la iglesia, por alguien que apenas conocía. Y me reí. En mi mente, pero aún así seguí.  

Una mujer muy especial fue enviada por Dios para ponerme precisamente esa idea en mi mente: de intentar ir a la iglesia.  Ella no lo sabía en ese momento, pero si hubiera esperado un día más, yo no habría estado allí, ni aquí.  Mi vida no sólo cambió en ese momento en que fui invitada, sino que fui salvada. Literalmente, ya que después de años de lucha, me había dado por vencida y estaba dispuesta a que mi vida terminara. 

Pero Dios me tendió la mano y me sostuvo.  Trajo a esta mujer valiente y genuina a mi vida en el momento preciso.  Y fui a la iglesia. Y seguí yendo a la iglesia. Y seguí viviendo. Y ahora escribo.  Empecé a asistir a Willowdale hace tres años, comencé el estudio bíblico de mujeres hace dos, y realmente me convertí en creyente hace un año y medio.  Todavía me siento como una persona nueva. 

Pero en serio, ¿quién hace eso: invitar a una desconocida a la iglesia? Todas deberíamos hacerlo.

Recientemente, los domingos hemos estado hablando del discipulado. Como cristianos debemos amar a los demás y difundir la palabra de Dios.  Pero, ¿lo haces? Seré sincera y diré que lo intento. Pero también puedo decir que hay muy pocas personas a las que invitaría o con las que hablaría de religión.  

Efesios 4:16 dice: "Cristo es quién va uniendo a cada miembro de la igkesia,según sus funciones y quien hace que cada uno trabaje en armonia, para que la iglesia vaya creciendo y cobrando más fuerza por causa del amor."

Este versículo me impactó.  Pienso en mi nueva amiga que me invitó, mi nueva amiga que se presentó a mí mi primer domingo, mis ahora amigas que he conocido a través del estudio de la Biblia, MOPS, y los domingos.  Qué comunidad de apoyo y amor hay en Willowdale. Con la ayuda de todo este cuerpo, fui edificada, crecida y amada para convertirme en mi yo actual, fiel y en paz, que espera a su vez ser igual de amorosa y solidaria con los demás.

Soy nueva, pero estoy aquí. ¿Por qué? Porque ese es nuestro trabajo como cristianos.  Correr la voz. Compartir nuestras historias. Ayudarnos mutuamente a crecer. Puede que yo sea nueva, pero imagino que algunas de ustedes también.  Así que emprendamos juntas este viaje. Porque Dios me eligió a mí (y a ti). A través de muchas mujeres, me mantuvo aquí en la tierra.  Así que ahora, caminemos juntas. Vamos a dar el siguiente paso. Compartamos nuestras historias. Corramos la voz. Invitemos a alguien a la iglesia.  ¿Quieres unirte a mí?

Donde Habita tu Corazon

No sé tú, pero yo estoy muy ocupada. Demasiado ocupada.

Cuando me tomo el tiempo de sentarme, reflexionar sobre mi corazón y mirar en las profundidades de mi alma, me doy cuenta de que estoy en una estación inesperada. Mi trabajo es más exigente de lo que me gustaría, y a veces me deja agotada al final del día. Mis hijas son cada vez más independientes, lo que me hace desear una conexión más profunda. Y luego están los bebés, que tanto he deseado durante nueve años. Tras dos duros abortos este año, me estoy recuperando. Y esperando. Y confiando.

Pero esperar es duro. Y confiar en Dios puede ser aún más difícil.

Al vivir la vida cuando es de otra manera de lo que esperaba, me he dado cuenta de que se abren muchas vías para responder. Una sería enfadarse y cortejar la amargura. Otra podría ser renunciar a los sueños y volverse indiferente. La negación siempre es una opción. Pero debo decirte que sé que todos esos caminos conducen profundamente al dolor que se experimenta. No estamos diseñados para permanecer en un estado de decepción. Las pruebas son reales. El sufrimiento está en todas partes. Y debido a la caída, lo más probable es que estas experiencias en nuestras vidas sean inevitables. Pero ¿y si Dios utilizara ese mismo sufrimiento para revelarse a nosotros? ¿Y si tomáramos nuestras tribulaciones y las pusiéramos a sus pies y derramáramos nuestra alabanza a pesar de nuestras circunstancias? Qué fragante ofrenda sería.

John Piper, un teólogo moderno, nos recuerda: "Alégrate en la tribulación, porque la tribulación produce paciencia, y la paciencia produce certeza, y la certeza produce esperanza, y la esperanza no nos avergonzará porque el amor de Dios está derramado en nuestro corazón".

Recientemente tuve una experiencia de profunda pérdida, cuando me enteré de que habíamos perdido a nuestro segundo gemelo a las 17 semanas de embarazo. Mi respuesta inmediata fue: "Señor, te alabo de todos modos", mientras se me caían las lágrimas en la cara. Para mí, fue una reacción nueva ante una pérdida conocida. Normalmente, mi ira se encendía y se apoderaba de mí un rencor cada vez más profundo. Pero esta vez, Dios me había preparado de otra manera. Semanas antes, había pasado tiempo profundizando en la Palabra de Dios con un grupo de mujeres. Estudiar a David y su vida me preparaba para la batalla y me enseñaba cómo responder cuando la vida daba un giro brusco. Dios me encontró tan fielmente. Puso las Escrituras en mi corazón y la alabanza en mis labios, cuando menos lo esperaba.

Nadie conoce la decepción, el dolor o el sufrimiento como nuestro Jesús. Nadie puede encontrarte en el pozo del dolor y ofrecerte un consuelo tan profundo. Él derrama su Espíritu como un bálsamo. Promete su fidelidad. Y nunca falla.

“Dios siempre está cerca para salvar a los que no tienen ni ánimo ni esperanza. “ Salmo 34:18

Pídeselo. Extiende tus manos, abre tu corazón e invita al Autor de tu vida a hacerse cargo de cada aspecto de lo que eres. Pídele que llene el hueco donde habitan el sufrimiento y la decepción.

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