¿Qué tienen en común todos los creyentes en Jesucristo con Lil Wayne, Richard Nixon y Jimmy Hoffa?
¡Todos hemos recibido perdones! Ellos han recibido un perdón presidencial. ¡Y nosotros que llamamos a Jesús Nuestro Señor recibiremos el perdón del Rey!
Se habla mucho sobre quién perdonará a quién en el ámbito político en este momento. Surgió en el primer debate presidencial para las elecciones de 2024 y es probable que sea un tema candente en futuras discusiones. (No estoy tratando de hablar mucho de política. Esto sucede en ambos partidos).
¿Qué es un perdón? Un perdón es el uso del poder ejecutivo que exime de castigo al individuo a quien fue otorgado. De hecho, los absuelve de la culpa.
Estaba pensando en este concepto recientemente cuando estaba leyendo:
“En esos días y en aquel tiempo, dice el Señor, la maldad de Israel será buscada, y no aparecerá; y los pecados de Judá, y no se hallarán, porque yo perdonaré a los que yo hubiere dejado”. Jeremías 50:20.
El contexto de este versículo es que Dios está advirtiendo a su pueblo descarriado de la inminente destrucción de Jerusalén y del exilio y cautiverio de su pueblo. Pero como siempre, Dios tiene un plan para restaurar a su pueblo. Este versículo es un presagio de Jesús.
Al igual que los indultos gubernamentales, recibimos perdón por nuestras transgresiones. No es que no seamos culpables, porque de hecho si pecamos. Y, alerta de spoiler, Romanos 6:23 nos dice: “La paga del pecado es muerte”. Jesús nos dio el proverbial, “Una tarjeta para salir gratis de la cárcel”, pero en realidad no fue gratis para Él. Hemos pecado, somos culpables, pero Dios perdona nuestro pecado gracias a Jesús.
Como recordarás de blogs anteriores, soy una nerd de los diccionarios. Creo que las verdaderas definiciones añaden mucho a nuestra comprensión. Entonces, según el diccionario Merriam Webster:
Absolver: ab·solver. verbo transitivo: liberar a alguien de una obligación o de las consecuencias de la culpa.
Absolver a alguien no es decir que no es culpable, sino que no tiene que pagar la multa o la pena por el delito. Por ejemplo, cuando el presidente Ford perdonó al presidente Nixon, no fue porque pensara que Nixon era inocente, sino que gracias al perdón, Nixon no tuvo que pagar la pena por sus crímenes.
En el caso de Lil Wayne, cuando el presidente Trump concedió el perdón, no estaba diciendo que Lil Wayne no fuera culpable de un delito grave de posesión de armas, sino que el rapero no tendría que cumplir su condena debido a algunos cambios positivos que había tenido en su vida. (Otros podrían decir que fue perdonado porque había mostrado su apoyo al Presidente).
Muchas veces, en el caso de estos perdones, se trata de a quién conoces. Por lo general, estos perdones no se otorgan a una persona promedio como Jane Doe o “Joe Schmoe”. Generalmente se dan a personas de fama, personas de influencia o al menos personas que conocen a personas con influencia. Tienes que conocer a alguien para obtener el perdón. A veces, estos perdones se producen porque alguien famoso defiende la causa de un individuo y luego vende su influencia en nombre del otro.
Lo mismo puede decirse de los Cristianos. Se trata de A QUIÉN CONOCEMOS. Si conocemos a Jesús, es Su influencia lo que importa ante al Padre. Jesús va ante Dios en nuestro nombre. Él es quien presenta nuestro caso porque Él es quien pagó el precio. En mi mente, me imagino la escena así: He venido ante Dios Padre en el gran salón del trono. Jesús está parado frente a mí, entre Dios y yo, y le dice al Padre: "ella está conmigo". ¡Eso es todo lo que el Padre necesita oír! Por la palabra de Jesús, por Su autorización, quedo absuelta de toda culpa y vergüenza, y se me permite la entrada al reino.
“Nadie viene al Padre sino por mí”. Juan 14:6.
Es posible que hayas escuchado ilustraciones similares de esta teología de que “Jesús lo pagó todo”, pero para mí esta idea del perdón realmente me impactó. Debería detenernos en seco. Este perdón debería hacernos querer arrodillarnos y alabarlo. No puedo pasar 15 minutos sin un pensamiento o acción pecaminosa. Dios ve y conoce cada pecado que he cometido. Él no está ciego ante ellos. Y sin embargo, debido a la voluntad de Jesús de morir por mí, para recibir el castigo por mi pecado, ¡soy perdonada! ¡Me han liberado! ¡Aleluya, qué Salvador!